viernes, 9 de julio de 2010

La casa de muñecas

Era perfecta la casita. ¿Y a quién le importaba el olor a pintura? ¡Si formaba parte de aquel encanto, de aquella novedad!
-¡Pronto, pronto! ¡Que alguien la abra!
El gancho que la cerraba estaba muy hundido. Pat lo soltó con su cortaplumas y la casa entera quedó abierta. Así podía uno ver al mismo tiempo el salón y el comedor, la cocina y los dormitorios. Así se abre una casa. ¿Por qué no se abrirían así todas las casas? Resulta más divertido que atisbar por el resquicio de una puerta en un recibidor mezquino, en el que sólo hay un perchero y dos paraguas. Eso es lo que se desea ver en una casa cuando se echa mano al llamador. Quizá de esta forma Dios abre las casas en la noche oscura cuando se pasea tranquilamente en compañía de un ángel...

Katherine Mansfield, "La casa de muñecas, El nido de la paloma y otros cuentos (1923)

Imagen: Casa de muñecas de Petronella Oortman (1686-1705). Rijksmuseum, Amsterdam.

2 comentarios:

Néstor Lisón dijo...

Qué bonitas las casas de muñecas. La más espectacular que he visto es la del castillo de Windsor, de la reina Mary; disponía de cañerías y aparatos eléctricos (elevador, lámparas, etc.) que funcionan aún.

Wunderkammer dijo...

¿Esta? http://en.wikipedia.org/wiki/Queen_Mary's_Dolls'_House
Sí, es verdad, es chulísima. Gracias, Nelibri.