lunes, 27 de febrero de 2012

Waagen

Erst erfreuen, dann belehren

Gustav Friedrich Waagen (1797-1868)
Director de la Gemäldegalerie de Berlín
Catedrático de Historia del Arte

Fotos: Wunderkammer

domingo, 26 de febrero de 2012

Dominique


...he ahí, si no me engaño, lo que se podía leer en aquel registro mudo, más significativo en su confusa mnemotécnia que muchas memorias escritas. El alma de treinta años de existencia aún conmovida, palpitaba en aquel estrecho gabinete; y cuando Dominique estaba en él, delante de mí, asomado a la ventana, un poco distraído y tal vez perseguido aún por el eco de antiguos rumores, era cosa de saber si había venido para evocar lo que él llamaba la sombra de él mismo o para olvidarla.
Dominique, Eugène Fromentin (1863)

Imagen 1
Imagen 2

viernes, 10 de febrero de 2012

El arca rusa


"Es una historia personal. Las impresiones artísticas más importantes de mi vida están relacionadas con el Hermitage. Podría decirse que mi maduración artística se vincula con el Museo. En lo personal, considero que no hay nada superior a la pintura o a la literatura. En el Hermitage tenemos la increíble oportunidad de estar frente a una enorme diversidad y a una colosal retrospectiva histórica de obras artísticas, todas ellas concentradas en un solo lugar. Se calcula que si uno pasara un minuto ante cada pintura y escultura, para poder ver toda la colección necesitaría quedarse ahí tres años. Es una enorme escuela. El Hermitage es el centro de San Petersburgo y de Rusia. Es el corazón joven de Rusia."

Entrevista a Aleksandr Sokurov por Edward Guthman, New York Times.

Russkis Kovcheg (El arca rusa, Aleksandr Sokurov, 2002)

miércoles, 8 de febrero de 2012

Sin mañana

"La señora de T... me propuso dar un paseo por la terraza hasta que hubiera cenado la servidumbre. La noche era magnífica; dejaba vislumbrar los objetos y parecía velarlos con el único fin de estimular la imaginación. El palacio, así como los jardines, situados en una montaña, descendían en terrazas hasta las orillas del Sena, y las múltiples sinuosidades del río formaban islotes agrestes y pintorescos que amenizaban el paisaje y aumentaban el encanto del hermoso lugar.
Primero nos paseamos por la más larga de esas terrazas; la cubrían árboles frondosos. La señora de T... se había recuperado de la especie de burla de la que acababa de ser objeto; y durante el paseo me hizo algunas confidencias. Las confidencias se atraen, y yo, por mi parte, hice las mías; todas ellas iban tornándose cada vez más íntimas e interesantes. Llevábamos tiempo andando. Primero ella me había dado su brazo, luego ese brazo se entrelazó, no sé cómo, con el mío, que la levantaba casi sin tocar con los pies en el suelo. La postura era agradable, pero a la larga fatigosa, y aún teníamos muchas cosas que decirnos. Aparece un banco de césped; nos sentamos sin cambiar postura. (...)
Sucede con los besos lo mismo que con las confidencias: se atraen, se aceleran, se enardecen mutuamente -en efecto, no bien fue dado el primero, lo siguió otro, y otro más. Se agolpaban, interrumpían la conversación, la reemplazaban; apenas daban a los suspiros la libertad de escaparse. Sobrevino el silencio, se oyó (pues a veces se oye el silencio), y no asustó. Nos levantamos sin decir palabra y echamos a andar de nuevo."
Dominique Vivant-Denon, Sin mañana, 1777.

La relación entre el fragmento literario y la secuencia cinematográfica queda perfectamente explicada por Pedro Amorós, aquí.

Les amants (Louis Malle, 1958)