jueves, 31 de diciembre de 2009

Cocinando como Pequeña Princesa




Hace un año le dimos finiquito al 2009 con una entrada de cine clásico en blanco y negro protagonizado por Barbara Stanwyck. Como este año lo terminamos también de la misma manera, esto es, cocinando, esta vez nos va a ayudar a clausurarlo Shirley Temple (1928).

El año 1939 fue memorable para el cine puesto que se estrenaron películas tan míticas para su historia como Lo que el viento se llevó, La Diligencia, Tú y yo, Cumbres Borrascosas, El Mago de Oz, Caballero sin espada, Ninotchka, La regla del juego, Dodge ciudad sin ley... por no seguir con muchas más. También se estrenó la primera película en technicolor que protagonizaba la niña más adorada de aquel momento, Shirley Temple. Llevó por título La Pequeña Princesa (Walter Lang) y se basaba en una novela para niños que había escrito Frances Hogdson Burnett en 1904 y que a su vez había versionado de una serie por entregas que ella misma había escrito dieciocho años atrás. Muchas historias de esta época de la primera mitad del siglo XX tienen en común las desdichas de jóvenes abandonadas a su suerte en escuelas para señoritas, como Papá piernas largas, ya comentada en Wunderkammer, o en orfanatos, como la misma Annie, que aunque el conocido musical es de 1977, en realidad se basaba en un cómic de 1924. Por no hablar de Ana de las Tejas Verdes (de la canadiense Lucy Maud Montgomery, 1908) o del anime Candy, Candy (del manga de 1975). Y por supuesto, sin olvidarnos de la heroína por excelencia de este tipo de historias que para mí siempre será la Jane Eyre de Charlotte Brontë (1847).

La historia de Frances H. Burnett fue llevada al cine en diversas ocasiones, la primera vez en 1917, y se han hecho también series de televisión basadas en esta historia. Pero si había alguien que podía encarnar a la perfección al personaje de Sarah Crewe ese alguien era la dicharachera Temple que en tan sólo una década, la de los años treinta, filmó nada más y nada menos que cuarenta películas, lo que denota la popularidad que tenía la niña. A mí, a priori, simpre me pareció un pelín ñoña pero ahora que soy mamá y que tengo una nena con esos mismos ricitios y esos hoyuelos tan simpáticos la verdad es que me hace mucha gracia verla actuando. Ni que decir tiene que cantaba y bailaba de maravilla y que en esta película tiene escenas memorables, como la misma secuencia final en que la que ya junto a su recién recuperado padre se cuadra y le hace un guiño a la mismísima reina Victoria. La película cuenta cómo el capitán Crewe se marcha a la guerra y tiene que dejar a su hija en un internado para niñas. Si al principio es tratada como una princesita, al llegar la noticia de que el padre ha muerto y puesto que ya nadie puede pagar su manutención, pasa a convertirse en una verdadera Cenicienta. Curiosamente en la novela original Sarah Crewe no llegaba a encontrar a su padre. Pero corría el año 1939,  en los  mismísimos inicios de la Segunda Guerra Mundial, y era mejor que aquellos niños que fuesen a ver la película pensasen que sus padres volverían sanos y salvos de la guerra.

Aquel año de 1939 Shirley Jane Temple ya contaba con once años de edad. Se pensó en ella para El Mago de Oz, que a punto estuvo de no protagonizarla Judy Garland, y también para el papel de Bonnie Blue Butler en Lo que el viento se llevó, aunque fue descartada porque era ya demasiado mayor.  Pero lo cierto y verdad es que la niña elegida finalmente, Cammie King (según la Imdb no haría más películas pero interpretó la voz de la novia de Bambie) parece una versión de ella misma con menos edad.

He seleccionado unas imágenes de la Temple vestida de Papá Noel y, por supuesto, una imagen suya cocinando, como nos toca hacer a nosotras hoy (no me gusta cocinar... pero con una pinche tan voluntariosa como la mía hace que no me importe nada meterme en la cocina). También incluyo dos fragmentos de la película de The Little Princess, uno en el aparece en la cocina y otro con el famoso y emotivo final en el que se encuentra con su padre, al que daban por perdido, en el hospital. Con Reina Victoria incluida.

Desde Wunderkammer, ¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!



jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

 Nacimiento (Detalle). Belén de Francisco Salzillo (1776-1783). Museo Salzillo, Murcia.

Qué suerte tener en Murcia un Belén como el que hiciera Francisco Salzillo en el último cuarto del siglo XVIII.
Toda una joya de la historia del arte español.
Porque un Niño está a punto de nacer...
Y porque ese Niño nos trae un mensaje de amor y de esperanza para todos.
Desde Wunderkammer ¡FELIZ NAVIDAD!

domingo, 20 de diciembre de 2009

No creas con ligereza




"Seas quien seas, que la ofuscación no te lleve muy lejos, ni llegues a perder el seso oyendo el nombre de una rival. No creas con ligereza: Procris te ofrece un lastimoso ejemplo de lo perjudicial que resulta creer sin reflexión. Cerca de los collados que matizan de púrpura las flores del Himeto brota una fuente sagrada cuyas márgenes están cubiertas de césped; los árboles y arbustos, sin formar bosque, defienden del sol, y esparcen sus perfumes el laurel, el romero y el obscuro mirto; crecen allí los bojes necios, las frágiles retamas, el humilde cantueso y el pino arrogante, y las flexibles ramas con las altas hierbas se balancean al blando impulso del Céfiro y las auras saludables... "

Ovidio, El arte de amar (2 a.C.-2 d.C)


lunes, 14 de diciembre de 2009

La parte por el todo IV

Creo que me toca a mí poner el enigma de la semana.
¿Interior de ...? Y ¿cuál es el título y autor del cuadro más grande?

... el viento de otoño


akikaze ni
aruite nigeru
kotaru kana

Camina la luciérnaga
evitando
el viento de otoño 

Isaa Kobayashi (1762-1826)

sábado, 12 de diciembre de 2009

Treinta y ocho






Doce doce... Pues aquí estamos, otro año más... Mi queridísima Shirley Temple particular and her dad me han despertado con un regalito. Así que yo encantada de cumplir años, a pesar de esos 38 que se acercan peligrosamente a la "cuarentena".

Y como me gusta celebrar las cosas con música, ahí queda un Happy Birthday con la gran voz de  mi querido Frank Sinatra, que también hubiera cumplido años hoy, así como una propinita que me autoregalo y que queda muy acorde con estos días prenavideños.



viernes, 11 de diciembre de 2009

Gable y Lombard





Tres años de matrimonio abortados por un desgraciado accidente de avión que acabó con la vida de ella en 1942. Eran la pareja más famosa de Hollywood aunque solamente rodaron juntos una película, No Man of her Own (1932). Su relación comenzó unos años más tarde pero es indudable que la química ya estaba ahí. Dicen las crónicas que se enamoraron en una fiesta en la que el anfitrión pidió a sus invitados que fueran con algo blanco. La Lombard llegó en ambulancia e hizo su entrada triunfal en la fiesta encima de una camilla... y Gable se dio cuenta de que allí estaba su media naranja. Puede que aquello fuera un símbolo de su trágico destino.

La película fue dirigida por Wesley Ruggles y fue estrenada en Nueva York un 15 de diciembre de 1932, diez años antes de la muerte de esta gran actriz a la que todos recordamos en su papel protagonisa en ese gran películón que Ernst Lubitsch rodara el año en que Carol murió, Ser o No Ser (1942). Pero sigamos con la película de Ruggles que si no corro el peligro de desviarme del tema, pues la de Lubitsch es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Pues eso, que en "No era hombre de su propiedad" - que así podríamos traducir... una frase con mal fario si nos atenemos a lo que finalmente pasó- ella hacía de bibliotecaria y él de un bribón jugador. La más famosa escena que rodaran juntos es la que enlazo aquí, en la que Clark Gable hace subir a la Lombard por una escalera para que le preste un libro con la excusa de verle las piernas. Ni que decir tiene que fue una escena de lo más subidito de tono para la época. Un escándalo, vamos.

Ellos son indiscutiblemente una de las grandes parejas del cine, aunque solamente rodaran juntos una película... y a pesar de que la imagen de Gable quede insoldablemente unida a la de Vivian Leigh en Lo que el viento se llevó (1939) o ya como galán más maduro junto a la de Ava Gardner en Mogambo (1953).

jueves, 10 de diciembre de 2009

El rey del soul


Hoy se cumple el cuadragésimo segundo aniversario de la muerte del gran rey del soul, Otis Redding.  Con tan sólo veintiséis años y por culpa de un accidente de avión, se rompía la trayectoria de una de las mejores voces de todos los tiempos. Una voz que tenía la virtud de ser desgarradora y aterciopelada a la vez. Sus éxitos son muchos pero mi preferida es una de las canciones más románticas y con más soul de todos los tiempos, I've been loving you too long (to stop now). Así que la incluyo en mi Wunderkammer sin poder evitar escribir la letra al completo.

I've been loving you too long to stop now

There were time and you want to be free
My love is growing stronger, as you become a habit to me
Oh I've been loving you a little too long
I dont wanna stop now, oh
With you my life,
Has been so wonderful
I can't stop now

There were times and your love is growing cold
My love is growing stronger as our affair [affair] grows old
I've been loving you a little too long, long,
I don't want to stop now
oh, oh, oh
I've been loving you a little bit too long
I don't wanna stop now
No, no, no

Don't make me stop now
No baby
I'm down on my knees Please, don't make me stop now
I love you, I love you,
I love you with all of my heart
And I can't stop now
Don't make me stop now
Please, please don't make me stop now
Good god almighty I love you
I love you, I love you, I love you
I love you, I love you
I love you in so many different ways...
I love you in so many different ways....




lunes, 7 de diciembre de 2009

Rhett, un grande del cine y la literatura


Ahora que estamos inmersos en pleno puente de la Inmaculada me acuerdo de los grandes peliculones de sobremesa, esos que una disfrutaba una y otra vez bajo la manta calentita en un cómodo sofá. Y, claro, nunca faltaba en un buen "acueducto" esa gran película norteamericana que arrasó en los óscars de 1939 y que fue la primera en color de la historia del cine, Lo que el viento se llevó (Gone with de wind, Fleming, Cukor, Wood, 1939). La primera vez que conocí la historia fue gracias a mi tía materna, que al igual que le ocurre a una prima mía (ésta por parte de padre), tiene una especial habilidad para contar historias de forma gráfica, absolutamente adornada pero fiel. Recuerdo incluso aquella noche, en el portal de la casa de Torrevieja, bajo un cielo que antes era mucho más estrellado de lo que desgraciadamente es ahora. Tengo la novela, la cual leí hace mucho tiempo, así como las secuelas contemporáneas, Scarlett (Alexandra Ripley, 1991) y Rhett (Donald McCaig, 2008), muchísimo más lograda la segunda que la primera. La novela de McCaig tiene la virtud de aproximarse de manera mucho más fiel a la historia y de construir de forma muy verosímil la posible vida del personaje de Rhett Butler desde su infancia. Sin tintes extremadamente rosas, como sí  peca la de la Ripley, y denotando un gran conocimiento de la historia norteamericana, como ocurría con la novela original de Mitchell.

Rhett Butler es uno de los grandes protagonistas de la literatura y del cine universales. Junto con Darcy, Edward Rochester y Heathcliff ocupa el pabellón de los personajes masculinos que más han atraído los suspiros de las lectoras de todos los tiempos. Un chico malo y mujeriego pero terriblemente encantador que se enamora de una mujer calculadora, rebelde y con mucho carácter, Scarlett O'Hara. Rhett es el prototipo de hombre hecho a sí mismo que posse un gran magnetismo propio de los caballeros sureños. Su frase más célebre es la que sigue al famoso portazo: "Francamente, querida, me importa un bledo" ("Frankly, my dear, I don't give a damn"). Una frase que estuvo a punto de no aparecer debido a la censura y que le costó mucho dinero a su famoso productor para que finalmente permaneciera en el guión.

Siempre le tuve un cariño especial a este personaje interpretado por el gran Clark Gable y puede que ese amor me lo transmitieran mi propia tía y mi madre, que siempre han insistido en lo que les recordaba el actor a su padre. Baste decir que mi abuelo murió un 13 de noviembre de 1971, justo un mes antes de que yo naciera.

Lo curioso de esta historia, que tan bien traduce los hechos que acontecieron en la guerra de Secesión norteamericana, es que fue escrita en 1929, cuando Margaret Mitchell, su autora, tuvo que estar un tiempo en reposo por una fractura de tobillo. El editor Macmillan Hatham, de paso por Atlanta en 1935, conoció a Mitchell gracias a una amiga y se llevó su pesado manuscrito escrito en una vieja máquina de escribir Remington. Ella no tenía intención de darlo a conocer pero parece ser que lo hizo por amor propio, ante el comentario de otro amigo que se burló de ella diciendo que seguro que era incapaz de escribir. El editor obligó a la escritora a terminar la novela, que quedó definitivamente concluida en 1936, año en el que el productor David O. Selznick compró los derechos para poder llevarla al cine.

Lo que pasó después lo sabemos todos. Se convirtió en una auténtica leyenda y hoy es una de las grandes películas de toda la historia del cine. Y con ello Rhett Butler se convirtió en uno de los grandes personajes masculinos de todos los tiempos.

P.S. Aunque Lo que el viento se llevó no fue estrictamente la primera película en color, ya que la primerísima sería La feria de las vanidades (1935) dicen las enciclopedias de cine que fue con la gran obra de Selznick, verdadera alma máter de la película, cuando el color alcanzó su plenitud artística.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Obsesión de otoño



Tras leer la poética entrada en Oficio de Escribir sobre un Pañuelo de Sol, he recordado un rito que hacía en mi habitación de mi antigua casa orientada al atardecer.

Hacía una parada, en los momentos de estudio, en que el sol caía casi de frente, aunque algo bajo ya, durante unos largos minutos, entre las siluetas de dos edificios El tiempo parecía quedar en suspensión,  al igual que las doradas partículas de polvo que aparecían de repente en ese instante de quietud mágica. Momentos en que todo se inundaba de calor, hasta que la oscuridad y el frío hacían acto de presencia.

Ahora mis ventanas reciben el sol intenso de la mañana. Sé que aquella habitación era tremendamente calurosa en verano pero era maravillosa en aquellos aterdeceres de otoño... que ya nunca volverán.

Si no recuerdo mal, una de las canciones que escuchaba, mientras, era ésta:

And the very next day,
through the shrieks of the crowd
came your careless self
your oh-so-couldn't careless self.
And you just pass me by,
your friends catch my eyes
"we know you love her,
we saw you dancing with her shadow".
And I couldn't disagree...

I can Laugh about it Now (Black-Colin Vearncombe, 1989)


Los otoños de París


En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!

Octavio Paz

Estos días de frío, nubes y sol que por fin ya están aquí, me recuerdan siempre a mis dos otoños en París. La sensación del frescor en la cara, el olor a tierra mojada, el tenue ruido de la ciudad. Cargada con una mochila vacía, a la vuelta llena de libros y papeles, correteando de una estación de metro a otra, o esperando el autobús 21, si es que ese día se me terciaba, para disfrutar más la ciudad desde la Cité hasta Tuilleries. Sin horario fijo, sin un plan del todo decidido, con una tibia obligación.

Luego, sumergirme entre las estanterías, dejar pasar las horas muertas y al final, reconfortarse con el calor de la fotocopiadora. Decidir en el último momento dónde comer y en qué jardín pasar la sobremesa, dejando el tiempo correr, sin más compañía que yo misma y mi inseparable guía Acento. Viendo las hojas de otoño caer, con su multitud de tonalidades y disfrutando las lecturas que el azar hubiera puesto ese día en mis manos. Calando el espíritu de la ciudad, emborrachando la mirada, embebiéndome de su historia, saboreando la exquisitez de su loado encanto.

En días como hoy, en que sopla una ráfaga de viento mientras camino, en que caen las hojas de los árboles y unas cuantas gotas de lluvia humedecen la mejilla, hay que ver cuánto echo de menos mis otoños en París.

sábado, 28 de noviembre de 2009

In the Sun




Dying in the Sun

Do you remember
The things we used to say?
I feel so nervous
When I think of yesterday
How could I let things
Get to me so bad?
How did I let things get to me?
 Will you hold on to me
Like dying in the sun
I am feeling frail
Will you hold on to me
We will never fail
I wanted to be so perfect you see
I wanted to be so perfect

The Cranberries (Bury the Hatchet, 1999)



White sun of the desert (Белое солнце пустыни; Beloye solntse pustyni, Vladimir Motyl, 1969)


lunes, 23 de noviembre de 2009

Luna nueva




Los placeres violentos terminan en la violencia,
y tienen en su triunfo su propia muerte,
del mismo modo que se consumen
el fuego y la pólvora en un beso voraz.
Shakespeare, Romeo y Julieta, acto II, escena VI

Ayer, entre suspiros y risas, vi la segunda parte de la película de la saga Crepúsculo. Y tengo que confesar que la disfruté bastante... a pesar del exceso de pectorales y músculos, todo sea dicho. Como dijo el chico que había mi lado a propósito de la escena en la que el licántropo se quita la camiseta para curar la herida de la chica: "¿es que no podía haber sacado un pañuelo?". Tan pensado para provocar la emoción de las chicas adolescentes que al final hasta provocaba la risa. Pero aún así y con todo, repito, disfruté como una "adolescente" más y me dejé llevar.

Los libros de Stephanie Meyer son tan profusos y se repiten tanto que me leí los tres primeros y confieso que soy incapaz de terminar Amanecer, que es el último de todos. Al menos las películas, las dos primeras, que son las que hasta ahora hemos podido ver en la gran pantalla, van directas al grano y captan muy bien el espíritu de las novelas. He leído por ahí que Luna Nueva trata de indagar en lo que hubiera pasado si Julieta hubiera sobrevivido a la tragedia shakesperiana. En el después de la relación entre una chica bastante normal, como es Bella Swan, y un atractivo vampiro bueno, como es Edward Cullen,  nos queda la historia con el guapísimo hombre lobo Jacob Black. Y es que esta chica parece que solamente tiene ojos para los monstruos.

En vez de moverme, pensé en Julieta un poco más. Me pregunté qué habría hecho si Romeo la hubiera dejado, no a causa del destierro, sino por desinterés. ¿Qué habría ocurrido si Rosalinda le hubiera dado un día de tiempo y él hubiera cambiado de opinión? ¿Y qué hubiera pasado si, en vez de casarse con Julieta, simplemente hubiera desaparecido? Me parecía saber cómo se habría sentido Julieta. Ella no habría vuelto a su vida anterior, seguro que no. Yo estaba convencida de que nunca habría ido a otro lugar. Incluso si hubiera llegado a vivir hasta ser una anciana de pelo gris, cada vez que hubiera cerrado los ojos, habría visto el rostro de Romeo. Y ella lo habría aceptado, finalmente. 
Me pregunté si al final se habría casado con Paris, sólo para complacer a sus padres y mantener la paz. No, probablemente no, decidí, pero de todos modos, la historia dice poco de Paris. Era un simple monigote, un cero a la izquierda, una amenaza, un ultimátum para forzar la mano a Julieta. ¿Y qué pasaría si se supiera más sobre Paris? ¿Qué sucedería si Paris hubiera sido amigo de Julieta? ¿Su mejor amigo? ¿Qué habría ocurrido si él fuera la única persona en la que pudiera confiar la devastación causada por Romeo, la única persona que realmente la comprendiera y la hiciera sentirse otra vez medio humana? ¿Y si él era paciente y amable? ¿Y si cuidaba de ella? ¿Qué sucedería si Julieta supiera que no podría sobrevivir sin él? ¿Qué pasaría si él realmente la amara y deseara que ella fuera feliz? ¿Y si ella quisiera a Paris? No como a Romeo, por descontado, ya que no había nada similar, pero sí lo bastante para que ella deseara que él también fuera feliz. 
Si Romeo se hubiera ido realmente para no volver, ¿qué importaba si Julieta aceptaba o no la oferta de Paris? Quizás ella hubiera intentado conformarse con los restos que le quedaran de su vida anterior. Tal vez esto fuese lo más cerca que pudiera llegar a estar de la felicidad. Suspiré, y después gruñí cuando el suspiro me arañó la garganta. Estaba dando demasiada importancia a la historia. Romeo no hubiera cambiado de idea. Esa es la razón por la cual la gente todavía recuerda su nombre, siempre emparejado con el de ella: Romeo y Julieta. Y ése también es el motivo de que se la considere una buena historia. “Julieta se conforma con Paris” nunca habría sido un éxito.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Con T de Tesla


(1856, Smiljan, Croacia, Imperio Austrohúngaro-1943, Nueva York)
¿Alquimista, mago, illuminati?
¿El culpable de la explosión de Tugunska en 1908?
¿Extraterreste y de Venus para más INRI?
Genio inventor adelantado a su tiempo, eso seguro.

"My project was retarded by laws of nature.
The world was not prepared for it. It was too far ahead of time.
But the same laws will prevail in the end and make it a triumphal success."

Nikola Tesla ... sobre su proyecto "World Wireless" en Long Island, 1919.





"En un futuro próximo veremos una gran cantidad de aplicaciones de la electricidad (...) podremos dispersar la niebla mediante fuerza eléctrica (...) centrales sin hilos se utilizarán con el propósito de iluminar los océanos (...) se conseguirá la transmisión de imágenes mediante hilos telegráficos ordinarios (transmisión sin hilos de inteligencia y energía) (...) otra valiosa novedad será un máquina de escribir operada mediante la voz humana (...) tendremos eliminadores de humo, absorbedores de polvo, esterilizadores de agua, aire, alimentos y ropa (...) transmisión de energía sin hilos (producida por generadores ambientalmente compatibles) para que el hombre pueda solucionar todos los problemas de la existencia material. La distancia, que es el impedimento principal del progreso de la humanidad, será completamente superada, en palabra y acción. La humanidad estará unida, la guerras serán imposibles y la paz reinará en todo el planeta."
Nikola Tesla, 1900.





El truco final (The Prestige, Christopher Nolan, 2006)
 



sábado, 7 de noviembre de 2009

Los espejos de Venus




Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos


sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita


Y ante la superficie silenciosa
del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura
de un vago mármol o una vaga rosa,


Hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.


Espejos de metal, enmascarado
espejo de caoba que en la bruma
de su rojo crepúsculo disfuma
ese rostro que mira y es mirado,


Infinitos los veo, elementales
ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales.


Prolonga este vano mundo incierto
en su vertiginosa telaraña;
a veces en la tarde los empaña
el Hálito de un hombre que no ha muerto.


Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.


Todo acontece y nada se recuerda
en esos gabinetes cristalinos
donde, como fantásticos rabinos,
leemos los libros de derecha a izquierda.


Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
no sintió que era un sueño hasta aquel día
en que un actor mimó su felonía
con arte silencioso, en un tablado.


Que haya sueños es raro, que haya espejos,
que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.


Dios (he dado en pensar) pone un empeño
en toda esa inasible arquitectura
que edifica la luz con la tersura
del cristal y la sombra con el sueño.


Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso no alarman.


Los espejos (Jorge Luis Borges)

lunes, 2 de noviembre de 2009

Forajidos

Dado que el misterio de la entrada anterior ha quedado resuelto y dado además que la autora de esta bitácora es una rendida admiradora de Ava Gardner, quedan aquí archivadas algunas fotografías promocionales de aquella joya del cine negro en la que se adaptaba una obra de Ernst Heminghway, Forajidos (The Killers, Robert Siodmak, 1946). Los encuadres de la película son excelentes y la química y belleza de estos dos grandes actores es insuperable. Y en cuanto a la foto fija...  simplemente sensacional, como puede verse aquí.

La parte por el todo III


Creo que me toca a mí en la ronda de "La parte del todo" o como se llame este concurso en el que participamos Athena, Nictea, Dammerüng  y la que suscribe.

Propongo una muy fácil: un fotograma de una película del cine clásico interpretado por un actor que hoy hubiese cumplido años.

Un saludico a todas ;)

domingo, 1 de noviembre de 2009

500 días



500 días juntos, 500 days of Summer... Así reza el título en inglés de una película de cine independiente que no es de amor pero que va sobre el amor. De esas películas que uno agradecería haber visto hace muchos años, cuando las cosas se veían de color de rosa y una pensaba que aquello de "y comieron perdices" era real. Que te hace abrir los ojos y que, al final del todo, no resulta excesivamente amarga. Una bonita película romántica sobre el no-amor y sobre la cruda realidad  contada por un chico. Por cierto, esta cruda realidad es la de verdad "de la buena," la del "NO te quiero". Nada de la cruda realidad de la otra película, también en cartelera. A mí me ha hecho pasar un buen rato.

Summer in the city where the air is still
A baby being born to the overkill
Who cares what people say
We walk down love's motorway

Ambition and love wearing boxing gloves
And singing hearts and flowers

Somewhere in my heart
There is a star that shines for you

Silver splits the blue
Love will see it through
And somewhere in my heart
There is the will to set you free
All you've got to be is true

Somewhere in my Heart, Aztec Camera (1988)




500 días juntos (500 days of Summer, Marc Webb)


Más información sobre esta película


sábado, 31 de octubre de 2009

Sonrisa de Mona Lisa



¿Sonríe o no sonríe? Dicen unos científicos españoles que depende del estado en el que nos encontremos y cómo la miremos. A mí siempre me gustó la forma en que Marcel Duchamp miró a la Mona Lisa. Sin afeitar o afeitada, como él decía.

sábado, 24 de octubre de 2009

Henry y June



"Unos meses después. El mismo hotel, la misma habitación. Nos asomamos al patio donde están aparcadas las bicicletas, y ahí arriba, bajo el ático, está el cuartito en que un joven sabihondo tenía puesto el fonógrafo todo el santo día y repetía frases agudas a pleno pulmón. Hablo en plural, pero me estoy anticipando, porque Mona ha estado mucho tiempo ausente y es precisamente cuando voy a ir a esperarla a la Gare St. Lazare. Al anochecer me encuentro allí con la cara metida entre los barrotes, pero Mona no aparece, y leo una y mil veces el telegrama, pero no sirve de nada. Vuelvo al Quartier y, como si no hubiera pasado nada, me doy una comilona. Un poco después, paseando por el Dome, veo de repente una cara pálida y triste y unos ojos ardientes... y el trajecito de terciopelo que siempre he adorado, porque bajo el suave terciopelo estaban sus cálidos senos, las piernas marmóreas, frescas, firmes, musculosas. Se levanta de entre un mar de caras y me abraza, me abraza apasionadamente: mil ojos, narices, dedos, piernas, botellas, ventanas, monederos, platos nos miran airados y nosotros abrazados y olvidados del mundo... Me siento a su lado y ella habla: un diluvio de palabras. Comentarios desordenados y febriles de histeria, perversión, lepra. No escucho ni una palabra, porque es bella y la amo y ahora me siento feliz y dispuesto a morir."

Henry Miller, Trópico de Cáncer, 1934.


Henry y June (Philip Kaufman, 1990)