Tras leer la poética entrada en Oficio de Escribir sobre un Pañuelo de Sol, he recordado un rito que hacía en mi habitación de mi antigua casa orientada al atardecer.
Hacía una parada, en los momentos de estudio, en que el sol caía casi de frente, aunque algo bajo ya, durante unos largos minutos, entre las siluetas de dos edificios El tiempo parecía quedar en suspensión, al igual que las doradas partículas de polvo que aparecían de repente en ese instante de quietud mágica. Momentos en que todo se inundaba de calor, hasta que la oscuridad y el frío hacían acto de presencia.
Ahora mis ventanas reciben el sol intenso de la mañana. Sé que aquella habitación era tremendamente calurosa en verano pero era maravillosa en aquellos aterdeceres de otoño... que ya nunca volverán.
Si no recuerdo mal, una de las canciones que escuchaba, mientras, era ésta:
And the very next day,
through the shrieks of the crowd
came your careless self
your oh-so-couldn't careless self.
And you just pass me by,
your friends catch my eyes
"we know you love her,
we saw you dancing with her shadow".
And I couldn't disagree...
through the shrieks of the crowd
came your careless self
your oh-so-couldn't careless self.
And you just pass me by,
your friends catch my eyes
"we know you love her,
we saw you dancing with her shadow".
And I couldn't disagree...
I can Laugh about it Now (Black-Colin Vearncombe, 1989)
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