Esta Wunderkammer tiene entre sus objetivos bucear en la memoria o como diría Durandarte, avivar el seso. Estos días, por razones obvias del tiempo en que nos encontramos, recuerdo cuando mi madre nos llevó al cine a mi hermano y a mí para ver el Jesús de Nazaret de Franco Zeffirelli (1977). Fuimos en dos ocasiones, puesto que la película, que era en realidad una miniserie para la televisión de seis horas de duración, se proyectó en dos partes.
Así que mi historia de Jesús, desde el punto de vista visual, ha estado muy condicionada por las imágenes de esta película, así como por la Semana Santa murciana y sus esculturas más señeras, especialmente las creadas por Francisco Salzillo. Hace unos años también vi en el cine la famosa película de La Pasión de Mel Gibson, de la que habla también hoy Ramón Monedero en su blog, que me gustó y me impactó bastante, como es natural por su crudeza, y que me recordó a la Pasión que se relataba en las obras de J.J. Benítez, cuyos Caballos de Troya leí con avidez, sobre todos las primeras partes, allá por los trece años, y a los documentales que he visto en más de una ocasión sobre la Sábana Santa de Turín.
Pero me quedo con la serenidad de la historia de Zeffirelli, la sencillez de la puesta en escena y la mirada penetrante de Robert Powell que, aunque algo bajito frente al hombre de la Sindone, siempre me pareció uno de los actores que mejor ha interpretado a Jesús de Nazaret. Selecciono una de las escena de la película más apropiadas para el día de hoy, Jueves Santo, como es la Última Cena, como inicio del ciclo de la Pasión y Muerte de Jesucristo, aunque no se corresponda en puridad con la primera estación del Via Crucis.
Así que mi historia de Jesús, desde el punto de vista visual, ha estado muy condicionada por las imágenes de esta película, así como por la Semana Santa murciana y sus esculturas más señeras, especialmente las creadas por Francisco Salzillo. Hace unos años también vi en el cine la famosa película de La Pasión de Mel Gibson, de la que habla también hoy Ramón Monedero en su blog, que me gustó y me impactó bastante, como es natural por su crudeza, y que me recordó a la Pasión que se relataba en las obras de J.J. Benítez, cuyos Caballos de Troya leí con avidez, sobre todos las primeras partes, allá por los trece años, y a los documentales que he visto en más de una ocasión sobre la Sábana Santa de Turín.
Pero me quedo con la serenidad de la historia de Zeffirelli, la sencillez de la puesta en escena y la mirada penetrante de Robert Powell que, aunque algo bajito frente al hombre de la Sindone, siempre me pareció uno de los actores que mejor ha interpretado a Jesús de Nazaret. Selecciono una de las escena de la película más apropiadas para el día de hoy, Jueves Santo, como es la Última Cena, como inicio del ciclo de la Pasión y Muerte de Jesucristo, aunque no se corresponda en puridad con la primera estación del Via Crucis.
6 comentarios:
Powell se presentó en el casting para hacer de Judas pero, alisándole el pelo (él lo tiene rizado), quedó un Jesucristo de estampa, la verdad. A mí me recuerda incluso a algunas esculturas de mi cuñado.
Por otra parte, a mí me gustó la escena del parto, con ese san José tan atractivo, je, je, y la Virgen sufriendo en el proceso.
Para mí es la mejor versión sobre la vida de Jesús que se ha hecho. Las negaciones de Pedro la escena que más me impactó.
Athena, es verdad... y qué gran escultor es don José Hernández Navarro. Sí, curioso lo de colocar la Virgen que sufre en el parto.
Alfonso, también a mí me gustaron siempre las escenas de la negación de Pedro.
Hoy añado pasajes de la banda sonora de Maurice Jarre.
Esta película demuestra lo que un buen director de casting puede llegar a ver, porque Powell con el pelo rizado a lo afro era difícil de imaginar como la clásica estampa de un Jesucristo de ojos azules. Estaría bien hacer una recopilación para comparar las imágenes de los "Jesucritos" más célebres del cine.
¿Si? No lo sabía... pues sí, es curioso, bravo por ese director de casting entonces, porque la verdad es que Powell tenía magnetismo. Le da al personaje esa mezcla de humanidad/divinidad necesaria, a veces un tanto "delirante" (al menos eso me parecía a veces cuando volví a ver la película con el tiempo) pero por lo general soberbio.
Sí, estaría bien hacer una comparativa de actores que han interpretado a Jesús. Jim Cazievel también daba una buena imagen aunque no tanto como Powell.
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