Decía Nictea que cuando inicia un viaje siempre lleva un libro con ella y así los personajes la acompañan y la hacen sentir menos sola. Al principio le dije que era curioso... pero luego pensándolo bien he recordado que yo también he hecho siempre lo mismo. Incluso cuando sabía que no debía llevar tanto peso porque a la vuelta volvería cargada de libros y tendría problemas por exceso de equipaje en el aeropuerto.
De todos los libros que llevé y a la vez traje conmigo y que no tenían nada que ver con el trabajo, recuerdo sobre todo los que llevé a Nápoles, que fue mi segunda estancia de investigación en soledad, pocos días después de mi vuelta de Brno.
Allí tuve la suerte de conocer a la gente más buena y generosa que haya conocido en mi vida, aunque esos recuerdos darían pie a otras entradas. A Nápoles me acompañó el libro de Emma que me acababa de regalar en mi santo mi amiga M.J. Así que Emma y el apuesto y equilibrado Mr. Knigthley fueron mis compañeros de viaje en aquella ocasión. Hago memoria de los libros que leí en aquella inigualable ciudad, y que no tuvieran que ver con la Museología, y recuerdo el de Una habitación con vistas. Lo compré en un quiosco junto a la Galleria Umberto I, cerca de la casa de mi amigo Antonio, en los inicios del Quartieri dei Spagnoli, en la mismísima via Toledo, y lo regalaban con un periódico. Y aunque mis amigas me dejaron varios libros aquellos meses, recuerdo particularmente el de Edward Morgan Foster, que leí en italiano.
Es curioso que no fuera otra Emma, como es el caso de la Hamilton, la que me acompañara en mi viaje a Nápoles. El amante del volcán de Susan Sontag, otro de mis libros favoritos, lo leí mucho después. Así que para acompañar la entrada, y aunque ya había insertado en mi Wunderkammer uno de mis fragmentos favoritos de Emma, pongo una secuencia de la película, ya que entonces no sabía hacerlo. Y de paso aprovecho para felicitar a la encantadora Gwyneth Paltrow, puesto que hoy es su cumpleaños.
Incluyo también un fragmento de la maravillosa película de James Ivory, A Room with a View (1985).
Incluyo también un fragmento de la maravillosa película de James Ivory, A Room with a View (1985).
7 comentarios:
Madre mía, la dejo unos días y me encuentro su blog pleno de nuevas entradas. Y todas interesantes. Así da gusto :)
Por cierto, a mí me acompañaron Jane Eyre y Mr. Rochester a Barcelona. Tampoco están mal, je, je.
Gracias, Athena, ¡qué bonica que es usted! Estoy inspirada estos días... debe ser porque se acerca mi cumpleblog.
¡Qué bien que estuvo acompañada a Barcelona!
Eso es verdad, cuando voy de viaje siempre me llevo un libro, aunque no me de tiempo a leerlo, será que llevarlo en el bolso o en la maleta reconforta.
Gracias por la dedicatoria, todo un detalle =)creo qeu los libros digitales nuncan tendrán la misma magia que los tradicionales. El libro como objeto, con su poesía tal y como es, el papel sobre el que has llorado, eso con una máquina nos e puede, porque se rompe jaja
Tengo la casa llena de libros y aunque urgentemente necesito espacio soy incapaz de deshacerme de ellos... Donde se ponga un libro en papel...
Eso pienso yo, lo que nos é es lo que opinará mi pobre abuelo, que duerme donde los libros y parece un ratón de biblioteca jaja
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