martes, 5 de mayo de 2009

El Louvre de Godard y el homenaje de Bertolucci


Dos escenas memorables en la historia del cine. La intención con la carrera estaba en superar el tiempo récord en la visita más corta al Museo del Louvre, que según un periódico lo ostentaba un norteamericano. En concreto 9 minutos y 45 segundos. Los protagonistas de Bertolucci mejoran el récord en veinte segundos.


Jean-Luc Godard, Bande à part (1964)



Bernardo Bertolucci, The Dreamers (2003)

3 comentarios:

Agustín Alcaraz Peragón dijo...

Jo, una peli que figura entre mis debilidades (no hay más que ver en el "feisbuc" mis preferencias por Doña Eva Green. Te juro que cuando estuve en el Louvre estuve tentado de ponerme a correr como ellos. Pero entonces no estaba en forma (como me pase por ahí ahora, que tiemble el récord de Green & Friends).

De todas maneras, hay una escena de la peli de Bertolucci en homenaje a otras pelis que me parece aun más sublime (por lo sensual),que es cuando Eva Green imita a la gran Marlene Dietrich en La Venus Rubia. Pom, po pom pom pom pom... :)

Saludos

Wunderkammer dijo...

La verdad es que es una tentación...

Toda la película es un canto al cine e incluso Bertolucci se homenajea a sí mismo, el trío de la película me recuerda a una escena de Novecento (la vi hace mucho tiempo, tengo que revisitarla).

También hace tiempo que vi Soñadores pero recuerdo la escena en la que Eva Green está encadenada a una reja de la Filmoteca en el Trocadero con una estupenda boina roja. Qué fantástica está.

Cuando estuve en París y fui a visitar el Museo del Cine en el Trocadero. Precisamente se entraba por esa misma puerta... pero me di con la puerta en las narices porque el museo estaba cerrado y así permaneció durante mucho tiempo. Qué desilusión. Era 1997 y había habido un importante incendio.

Por cierto que mi estancia parisina comenzó el día después de que Lady Di se matara en París. Menuda conmoción que había por allí.

Durandarte dijo...

La de Bertolucci es magnífica, pero Bande à part pertenece al mito. Dos triángulos diferentes: el primero, opresivo; el segundo, absolutamente libre, comodísimo en la labor de dinamitar géneros. Otro día hablábamos sobre el concepto de lo contemporáneo, y creo que la película de Godard no envejece, o lo hace fabulosamente. Su vocación de modernidad no la ha tracionado, incluso sus devaneos literarios se le perdonan porque no "hinchan" el estilo, continúa teniendo frescura.

Saludos

P.