Me pongo a pensar que mi bolso de turno podría ser también una Wunderkammer cualquiera. Cuando amanece y empiezo a correr lanzo un vistazo para ver cómo puedo aligerar su contenido pero al final ni tiempo tengo así que "para qué"... más bien echo esto y lo otro y aquello de más allá, "no vaya a ser que"... aunque curiosamente siempre me falta algo. Eso sí, el bolso de turno debe ser grande, ande o no ande... Me encantaría que fuera como el de Mary Poppins o como el sombrero de un genial mago. Uno lo abre y eccoci qua! la solución a todos tus problemas allí mismo está, en algún rincón del fondo. Eso sí... después de media hora de buscar y rebuscar.
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