Todo esto sale en el fondo del cerebro diabólico de Rodin. Sólo tenía una idea, que cuando él muriera yo podría alzar el vuelo como artista y llegar a ser más que él: era preciso que consiguiera tenerme entre sus garras después de su muerte igual que en vida. Era preciso que yo fuera desgraciada muerto él igual que vivo. ¡Lo ha conseguido punto por punto, porque lo que es desgraciada lo soy!
¡Puede que no te importe mucho pero lo soy!...
Estoy muy aburrida de esta esclavitud. Me gustaría mucho estar en mi casa y cerrar bien la puerta.
No sé si podré realizar este sueño, estar en mi casa...
Camille Claudel, 3-3-1930La pasión de Camille Claudel, Bruno Nuytten (1988)
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