miércoles, 21 de enero de 2009

Tuve un sueño que no era un sueño: Remando al viento



Remando al Vieto, película de Gonzalo Suárez de 1987 es un excelente retrato del romanticismo con una de las mejores bandas sonoras que yo recuerde. Hace tiempo que voy tras ella…

Incluyo en mi Wunderkammer uno de los temas principales, la Fantasía sobre un Tema de Thomas Tallis de Ralph Vaughan Williams (1872-1958).

En 39 escalones hay una muy buena y completa crítica sobre esta joya del cine español. Allí dice sobre la música de Williams: “extraordinaria composición, emocionante, lúgubre y majestuosa, sensible y bellísima al mismo tiempo, que se corresponde perfectamente con la narrativa y la estética de esta gran película”. Mejor no se puede definir.

Tuve un sueño que no era un sueño, el sol se había apagado y las estrellas ya no lucían…

I had a dream, which was not all a dream.
The bright sun was extinguished, and the stars
Did wander darkling in the eternal space,
Rayless, and pathless, and the icy earth
Swung blind and blackening in the moonless air

Lord Byron, Darkness (1816)


5 comentarios:

Athena dijo...

En esta película sale especialmente horrible Liz Hurley (¡uy, me prometí no volver a criticar!). En ella se conocieron Liz y Hugh Grant. La escena fue de lo más romántica: a ella le estaban quitando el bigote con cera cuando Hugh la vio por primera vez. Maravilloso.

Agustín Alcaraz Peragón dijo...

Es curioso, pero recuerdo esta película vagamente en cuanto a la trama, sin embargo, guardo perfectamente en la retina la atmósfera que fue capaz de transmitir, implicándote en ella, metiéndote dentro.

Durandarte dijo...

No es de extrañar que no se retenga bien la trama de la película: no tenía. Un desfile de escenas de estética romántica exacerbada, declamaciones llenas de literatura y cuadros de Friedrich por doquier. Todo terriblemente pretencioso, tal y como acostumbra Gonzalo Suárez.
Pero... deslumbra o repele, y a mí ocurrió (y sigue) lo primero.

Saludos.

P.

Ramón Monedero dijo...

Curisísima película, repleta de hallazgos y de amagos de genialidad. Un film en el que convive de forma insólita genialidad y mediocridad. Una pena que Gonzalo Suarez no siguiera cultivando esta variante, no sabemos a donde podría haber llegado...

Wunderkammer dijo...

Siempre me gustó el Romanticismo, sobre todo en la adolescencia que es la época proclive a las exaltaciones y los tópicos que este movimiento conlleva: el amor, la muerte, la noche, las ruinas, las leyendas, lo onírico...

De ahí que me pase como a Durandarte, a mí también me deslumbró y, como dice Ventimiglia, lo que más recuerdo es la atmósfera, que está muy conseguida.

Agradezco a P. que me haya recordado la película al visitar su blog.

Siempre que voy a la sección de bandas sonoras de las tiendas busco este CD pero lo mismo ni existe, por lo que he estado rastreando en Internet. Lo que sí he visto es que la música estuvo a cargo de Alejandro Massó al que tuve la suerte de conocerlo en noviembre.

Qué concierto tan bueno pudimos escuchar en el MUBAM gracias a él y a Christian Moullen... Me senté con Enrique Máximo y fue la última vez que lo vi (desde aquí emocionado recuerdo).

Y Athena, Liz Hurley está totalmente irreconocible... y lo del encuentro, sí, es "maravilloso" pleno de "romanticismo".