No hacer nada
De vez en cuando, ejercitarse en pasar
una velada sin hacer nada.
Realmente NADA.
Permanecer sencillamente sentado o
tendido, con la conciencia despierta.
Fabricar así reservas de calma.
En nosotros y a nuestro alrededor.
Catherine Rambert, Pensamiento de la 295ª noche, 22 de octubre. Pequeña sabiduría vespertina (2002)
Fotografía: Liliroze
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