Doce, doce, doce: ¡cumpleaños! Y este año un tanto especial, simplemente por la coincidencia numérica.
Y para no faltar a la tradición, allá va la foto de Ava... (lo de la vela por los cuarenta y uno).
El deseo... ¿no perder la esperanza?
"Algunas de las mejores pinturas del mundo ¿Está satisfecho, Labiche? No siente ninguna emoción al estar cerca de ellas. Un buen cuadro significa lo mismo para usted que un collar de perlas para un mono".
¿Una vida mejor? Vivimos de sueños, y luego, al despertar, intentamos sobrevivir ante el panorama desolador de la realidad y la amargura de las decepciones.
Muy recomendable: Una vida mejor (Une vie meillure, Cédric Kahn, 2011).
En mi tierra llueve en un solo día lo que tendría que llover en varios meses, años, incluso. Un tsunami de agua dulce asoló todo en un instante, arrasando lo que se encontró a su paso. Lo peor, la pérdida de vidas humanas. También, aunque en menor medida, las materiales, que vienen a sumarse a la tragedia del terremoto de Lorca del año pasado. El único consuelo que nos queda es comprobar, una vez más, la utilidad de los pantanos, que evitaron una desgracia mayor, la acción de los cuerpos de seguridad y emergencias, las historias individuales de los héroes que salvan vidas, a veces a costa de las suyas propias...
Y asomarse a la ventana, tras el amanecer, y ver que después de la tormenta, siempre luce el sol.
"Mientras hablaba, Mayor Tercero cogió su frasco de tinta y llenó la pluma. Antes de ponerse a escribir balanceó la pluma de un lado a otro, como si meditara acerca de un peliagudo problema. Después de llevar a cabo ese ritual, escribió rápidamente en el cuaderno de Jingquiu. Por encima del hombro de Mayor Tercero, Jingquiu se dio cuenta de que había escrito un poema: Si la vida se vive en fila india, por favor camina delante de mí, para que pueda verte siempre; si la vida es una carretera de dos carriles, vayamos el uno junto al otro; deja que te coja de la mano, para que cuando caminemos entre un mar de gente, seas mía para siempre. A Jingquiu le gustó mucho. - ¿Quién lo ha escrito? - He escrito lo primero que me ha pasado por la cabeza. La verdad es que no es un poema."
Ai Mi Zhu, Amor bajo el espino blanco (2007).
Amor bajo el espino blanco (Shan zha shu zhi lian, Zhang Yimou, 2011)
Cuando veo el rostro del Nazareno de Huércal-Overa siempre me parece que su autor, Francisco Salzillo, se autorretrató en él. Es una idea totalmente subjetiva sin ningún rigor científico pero aún así, dado lo informal que es esta Wunderkammer, me permito esta pequeña licencia.
El retrato del famoso escultor lo hizo Joaquín Campos probablemente poco después de su muerte, en 1783, para acompañar a la biografía escrita por Luis Santiago Bado para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. En la actualidad se encuentra en la Biblioteca Nacional. El Nazareno data de 1745, por lo que, de ser un autorretrato, podríamos ver en él a un Salzillo mucho más joven, de unos treinta y ocho años. ¿Autorretrato?
Cada uno de nosotros puede elegir.
Tomar las cosas por el lado bueno o por el malo.
Ver la copa medio vacía o medio llena.
Recibir los acontecimientos con la sonrisa o apretando los puños.
Decir "es una catástrofe" o "todo va a arreglarse".
Verlo todo negro o de color.
Ser tranquilo y abierto o agresivo y cerrado...
Y decidir hacer así de la existencia
Un camino de flores o una camino de espinas.
"Al principio, fue una nubecita de nada, como una forma de nostalgia. Pero no, mirándola de cerca, se podía discernir el aspecto malva de la melancolía. Y mirándola desde más cerca todavía, se podía ver la verdadera naturaleza de una verdadera tristeza. De buenas a primeras, como una pulsión morbosa y patética, se hizo consciente de la vacuidad de esa velada. Se preguntó: pero ¿por qué estoy aquí tratando de parecer interesante? ¿Por qué estoy haciendo reír a esta mujer, por qué me empeño en intentar conquistarla, cuando me es tan radicalmente inaccesible? Su pasado de hombre inseguro lo alcanzó brutalmente. Pero no quedó ahí la cosa. Ese avance del repliegue se vio trágicamente reforzado por un segundo hecho determinante: se le cayó la copa de vino tinto sobre el mantel. Podría haberlo visto como una simple torpeza. Y hasta puede que como una torpeza encantadora: Nathalie siempre había sido sensible a la torpeza. Pero, en ese momento, Markus ya no pensaba en ella."
David Foenkinos, La delicadeza (2009)
Película de David y Stéphane Foenkinos (La délicatesse, 2011)
Louise Brooks: "Eugene Richee used to take sixty shots in two hours.
We never said a word to each other. Perfect relationship".
El fotógrafo Eugene Robert Richee (1896-1972) trabajó para los estudios de la Paramount entre 1925 y 1935. Algunas de sus fotos más reconocidas son las que hizo a la actriz Louise Brooke.
Casi cuatrocientos retratos realizados a partir de la Santa Fabiola de Henner (expuesto en el Salón de París de 1885), son los que ha ido coleccionando Francis Aloÿs (Amberes, 1959) a lo largo de más de veinte años. Es bastante sugerente la obsesión por la recolección de las reproducciones "hechas a mano" de la imagen original perdida, como siempre han subrayado quienes han estudiado la obra del belga nacionalizado mexicano, que inciden en binomios del tipo original-reproducción, arte-artesanía, kitsch-precioso, anónimo-famoso, aficionado-profesional, etc. O en la idea del retorno, de la repetición cíclica, del flâneur recorriendo mercadillos buscando el bello perfil de aquella santa romana que murió en el año 400.
La mirada viciada del museólogo o curador se obsesiona por los lugares en los que la exposición se ha podido contemplar: Hispanic Society of America (Nueva York), LACMA (Los Angeles), National Portrait Gallery (Londres), Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos), Haus Zum Kirschgarten (Basilea), Museo de Arte Italiano de Lima...
Al documentalista le atrae la acción de la compilación del catálogo razonado de las reproducciones artesanales de la santa Fabia.
"Echo de menos la paz, la dulce levedad que hace de la vida un espejo, donde todo está pintado en un instante y en el cual todo resbala". - ¿Conoces a Musset? - No muy bien. Salvo Verlaine y un poco de Baudelaire. - Entonces te haré descubrir la poesía. Y tú me harás descubrir la escultura. El uno hará descubrir al otro la cosa que más ama. Es bellísimo, ¿verdad?
...he ahí, si no me engaño, lo que se podía leer en aquel registro mudo, más significativo en su confusa mnemotécnia que muchas memorias escritas. El alma de treinta años de existencia aún conmovida, palpitaba en aquel estrecho gabinete; y cuando Dominique estaba en él, delante de mí, asomado a la ventana, un poco distraído y tal vez perseguido aún por el eco de antiguos rumores, era cosa de saber si había venido para evocar lo que él llamaba la sombra de él mismo o para olvidarla.