martes, 30 de noviembre de 2010

Flavia Serena


Serena era delgada y de constitución pequeña, aun así, la elegancia de sus movimientos y la elección de su vestimenta y adornos le otorgaban un porte majestuoso. No se podía concebir mayor refinamiento. Como en todo lo que emprendía, también en ese aspecto aspiraba a la perfección. Sentía verdadera pasión por las cosas bellas y costosas, cualidad que, en más de una ocasión, condujo a Estilicón al borde de la ruina. Poseía además de manera natural lo que Proba, la madre de los Anicios (a menudo considerada como su rival) era incapaz de conseguir ni aún con la mayor dedicación y celo del mundo: intuición para las ciencias y gusto para las artes
Quien no haya visto a Serena, leyendo o tocando la cítara, reclinada en su sillón entre las adelfas en flor, con su túnica de color amarillo y violeta de croco —con pliegues asimétricos del hombro a la cadera, de la rodilla a los pies, el cuello y los cabellos adornados con camafeos—, nunca sabrá en qué consiste la gracia de una romana de sangre azul.
Aun así, no era una mujer afable en la acepción habitual de la palabra; soberanamente generosa para con sus favoritos, soberanamente dura con los que perdían su favor, soberanamente caprichosa en lo tocante a ideas y deseos repentinos, y soberanamente arbitraria en la puesta en práctica de los mismos, como si ella fuese la única persona en este mundo.
Cada vez que alguno de sus amigos, tras convertirse al cristianismo, deseaba vender sus posesiones y dar el dinero a los pobres, Serena se apresuraba a ofrecerles una fortuna por sus palacios, jardines y tesoros. Estilicón, que no disponía de semejante suma de dinero, se veía obligado a anular la compra. A él se le tomaba a mal lo que a Serena se le había perdonado de antemano.
Hella S. Haase, Un gusto a almendras amargas, 1966.

Sombras de Wunderkammer

"No system determines the organization of the objects in display or separates one variety of the marvellous from another. We are surprised upon entering the room, but our surprise is occasioned not so much by the individual items we encounter, impressive though they are, as by the immediate, even immoderate familiarity they show for whatever joins them. There are things on holiday, randomly juxtaposed and displaced from any proper context; the room they inhabit acts as a liberty or sanctuary for ambiguous things, a kind of halfway-house for transactional objects, some new but not yet fully assimilated, others old and headed for cultural oblivion, but not yet forgotten or cast off. Taken together, they compose a heteroclite order without hierarchy or degree, an order in which kings mingle with clowns, or at least the props of their respective stations"
Steven Mullaney, Strange Things, Gross Terms, Curious Customs (1983)

Al estudiar la obra de Hans Feldmann (1941), artista conceptual de Düssedldorf, especialmente la exposición temporal que se encuentra en la actualidad en el Museo Reina Sofía de Madrid y, en concreto, su instalación de sombras chinescas a partir de objetos variados, no dejo de pensar en la definición de Wunderkammer dada por Mullaney, en su investigación sobre las colecciones de Walter Cope, visitadas y descritas en 1599 por el suizo Thomas Platter el Joven.
Las sombras proyectadas por las colecciones dan lugar a extrañas proyecciones sobre la pared, como insólitos planetarios. Reminiscencias de antiguas Wunderkammern que se yuxtaponen perfectamente en el presente. La imagen de la instalación de Feldmann y el texto de Mullaney son prueba de ello.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Dos Aelitas, de Marte y de Matrix

Aelita es la protagonista de la serie francesa de dibujos animados Código Lyoko (Thomas Romain, Tania Palumbo, 2003). Además de verla por la televisión también nos estamos leyendo las aventuras de los chicos de la escuela Kadic que se virtualizan para entrar dentro del mundo de Lyoko y luchar contra el virus XANA. 
Pero indagando sobre el nombre de esta chica virtual de pelo rosa, hemos visto que su origen está en la protagonista de la novela de ciencia ficción que Alexei Tolstoi escribiera en 1922 y que llevó al cine dos años más tarde Yákov Protazanov. Lo más curioso de Aelita, la reina de Marte, además de la historia en sí, es el diseño de los trajes y decorados constructivistas de Aleksandra Ekster. Dice la Wiki que su influencia puede verse en Flash Gordon y en la misma película de Metrópolis de Fritz Lang (1926). Imaginación, desde luego, no les faltó.

martes, 23 de noviembre de 2010

La Venus atada

He aquí una de las imágenes más bellas de toda la historia del arte. A Paul Valéry no le gustaba verla encerrada entre las paredes de un museo, transformada para siempre en documento. A mí me ha gustado verla así, prisionera, en aquellos años de la Segunda Guerra Mundial que pasó del Louvre al castillo de Valençay, que para Georges Sand era uno de los lugares más bellos del mundo. Belleza representaba y de belleza siempre estuvo rodeada. 
Desde 1821 hasta ahora siempre estuvo en el Grand Musée del Louvre, después de que un campesino la encontrara en una de las islas Cícladas, la de Milo. Los turcos la reclamaron apenas pasó a manos francesas y se la volvieron a reclamar a André Malraux en los años sesenta del siglo XX. Malraux, aquel político e intelectual que frente a Valéry pensaba que los museos sí producían metamorfosis beneficiosas para las obras y para la historia del arte. Me gusta así, atada con una cuerda, en el trasiego de esos hechos azarosos que a veces atañen al arte y a los museos. Ligada a un instante que no se volverá a repetir jamás pero que queda para siempre perpetuado en el objetivo, pincel de luz, del fotógrafo.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Bibliofilia


Es sorprendente que un librito tan sencillo como 84, Charing Cross Road me haya llamado tanto la atención. Aunque si se tiene en cuenta lo que me gusta perderme en las librerías no es cosa tan sorprendente. He estado echándole un vistazo a la película basada en esta obra formada con la correspondencia real que mantuvo la escritora americana de guiones y obras de teatro Helene Hanff con el personal de la librería londinense Mark & Co. y la verdad es que tiene muy buena pinta. Aunque si es como el libro, supongo que no sucederán grandes cosas y en su sencillez radicará la clave de su belleza. 
¿Pueden llegar a conectar tanto personas que solamente se conocen por correspondencia? Sí, si les une una pasión común. Sí, si esa pasión es la de la literatura y la de los libros.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Intermezzo

Éste ha sido un mes de noviembre movido que me ha mantenido alejada de este pequeño gabinete. Dejémoslo en ordenador roto, varicelas, inmersión en presupuestos parlamentarios y más y más trabajo, hoy todavía acumulado. Algunas cosas que me han llamado la atención han quedado como notas pendientes en el escritorio. Una de ellas es esta estupenda fotografía de Martínez Bueso con motivo de la inauguración de la Fundación Pedro Cano de Blanca. Creo, además, que refleja bien el estado anímico.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Al pie de la sepultura

Sólo en la vida más pura
los justos comprenderán
a Don Juan
al pie de la sepultura

José Zorrilla, Don Juan Tenorio (1844)

Imágenes: decorados y diseños teatrales de Salvador Dalí.