jueves, 30 de abril de 2009

Veinte

Más o menos, año arriba, año abajo, esa era la banda sonora de mi vida hace unos veinte años...

¡Por una fecha muy especial!














martes, 28 de abril de 2009

¿Habrá segunda parte?




Por algún que otro sitio aseguran que Viggo Mortensen le ha dicho a David Cronenberg para la segunda parte de la fantástica Promesas del Este (2007), aunque faltaría la confirmación de Naomi Watts. Por alguno que otro dicen que el norteamericano de ascendencia danesa que vivió mucho tiempo en Argentina se retira de la actuación. Menudo disgusto que me voy a llevar yo...

lunes, 27 de abril de 2009

Otro repasito al cine





Hace tiempo que no escribo una entrada sobre el cine actual. Y que conste que sigo yendo religiosamente al cine una o dos veces por semana. No he tenido mucho ánimo para hacer críticas o para hacer algo pasablemente creativoc más bien el cuerpo me pedía seleccionar textos o melodías que transmitieran un inestable estado de ánimo o un alicaimiento del alma.

Una vez le leí a mahn que hablar siempre del pasado denota una terrible falta de creatividad. O algo parecido que él seguro que decía mucho mejor que yo (he intentado encontar esa entrada pero no he tenido suerte). Con total seguridad que es lo que me pasa a mí. También es verdad que nunca como ahora tengo tantos recuerdos del ayer como en los últimos tiempos. Puede ser que la maternidad te haga revivir esa infancia feliz, cuando uno vive en la ignorancia de lo complicada que puede llegar a ser la vida.

Pero yo quería hablar de cine. Y casi mejor escribir a tres o cuatro meses vista porque así me quedo con lo que por alguna que otra razón, a veces de lo más peregrina, todavía me acuerdo. De los primeros tiempos del año me quedo con R.A.F., facción del ejército rojo, película alemana que pasa con nota el difícil examen que supone hacer un film sobre terrorismo, con un ambiente muy real y que a mí me hizo conocer hechos de los que a veces escuché pero de los que prácticamente nada había leído. Sé que algunos de los que os pasáis por aquí sois grandes admiradores de Slumdog Millionaire, que vale, está bien, pero que quizás como iba con grandes expectativas luego me pareció que había visto películas de Bollywood mucho mejor que ésta. No me matéis, lo mismo es que me pilló mal día. En cuanto a Los abrazos rotos, como bien dice el amigo Sushi, es todo un trampantojo, un rizar al rizo al autoculto de Almodóvar. No voy a negar que pasé un rato entretenido pero al final es lo de siempre. Fantástica Blanca Portillo, by the way, que hay que ver que en Siete vidas no daba tanto de sí como ahora.

Me gustan las películas de acción... y me gusta Clive Owen. Así que esperaba mucho más de Duplicity. Con un final que empiezas a atisbar muy pronto, o eso me pasó a mí, que el the end no me pilló para nada de sorpresa. Y en cuanto a la pareja, ufff, como dije en el blog de Rentero, tienen menos química que una verdura ecológica. O será que Julia Roberts es también toda ella un trampantojo de cuidado. Lo mejor, Tom Wilkinson, que siempre está fantástico. Menos mal que me quité el mal gusto este fin de semana al ver The International, película mucho más entretenida. Y, vamos, vale que se me nota que me gusta mucho Naomi Watts, pero aquí sí había química entre Clive Owen y ella, a pesar de que no tienen relación amorosa. Cuánto disfruté con la escena del tiroteo en el Guggenheim de Nueva York y todo el destrozo que causan a la famosa arquitectura de Wright. Es de las que tengo que apuntarme en el apartado de deconstructores de los museos. También es de agradecer que el trailler no me contara demasiado, cosa difícil en los tiempos que corren.

Y es que el trailler de Gran Torino ha tenido la culpa de que fuera reticente a la hora de ir a ver la película. Y aunque es verdad que en este se te cuenta casi tooooda la historia tengo que reconocer que me gustó muchísimo, aun a sabiendas de lo que iba a ver. No sé donde leí que es como un homenaje a todo lo que ha hecho Eastwood a lo largo de su vida y ciertamente es así. Además es una película de valores, algo que es difícil encontrar en el cine actual.

Y bueno, luego he visto muchas destinadas al público infantil o de humor. Con niñas fui a ver pensando que era un bodrio Pareja de tres y aunque la película es bastante normalilla al final no estuvo mal y nuestra buenas lagrimitas que nos echamos. También me pegué unas buenas risas con la francesa Bienvenidos al norte, un disparate de cuidado. Aunque es la típica película que hay que ver sin doblar porque doblada todavía es más disparada, con eso de que principalmente se ríen de los del acento de los habitantes de Bergues. Para olvidar Más allá de los sueños (buag, solamente se salvan un par de escenas) o Chihuahua (si es que hay que tener valor...). De esta sección me quedo con Monstruos y Alienígenas, que estuvo bien, sobre todo la escena en el que el presidente de los USA va a recibir al alienígena que se instala en la Tierra, todo un homenaje a películas como Encuentros en la tercera fase, La guerra de los mundos y tantas otras.

Ahora vivo con la esperanza de ver la segunda parte de Promesas del Este, una de mis pelis favoritas de los últimos años, con los fantásticos Viggo Mortensen y Naomi Watts. Bueno, espero verlos otra vez juntos y que, al menos, la película sea igual de buena que la primera. Lo malo es que es ahora cuando están pensando en hacer la segunda parte, así que ya veremos...Y eso es todo... por lo menos de lo que en este momento he podido recordar.

domingo, 26 de abril de 2009

La niñez y Cría cuervos



¡Cómo tengo grabada esta película en mi memoria! Casi seguro que la vi en un Sábado Cine, en casa de mi abuela, con mi tía y mi bisabuela. Esta joya de la cinematografía española rodada en pleno 1975 por Carlos Saura debieron pasarla por la televisión ¿a finales de los setenta? Era poco consciente del año en que se rodó y de todos los cambios que se estaban produciendo por entonces en España. Había muchas preguntas que no se me podían responder y curiosamente lo que sí sentía era el miedo por respuesta. No fue hasta 1983 cuando lo comprendí ya todo mucho mejor.

Quién no se quedaba enganchado a la mirada triste de Ana Torrent... Recuerdo sobre todo la escena de la agonía de la madre, Geraldine Chaplin, muriendo desangrada en una cama. También cuando los niños bailan el Por qué te vas de Jeanette que a mí me encantaba. Y a lo que íbamos, todos esos significados que a mí se me escapaban ahora cobran toda su dimensión. Lo mismo es una tontería pero cuando los niños se quedan solos y pueden bailar la canción que momentos antes les han prohibido escuchar para mí simboliza el final de un régimen y la libertad que por fin se iba a poder conseguir.

Ese picú donde ponen el disco tan parecido al de mi tía, la muñeca de trapo grande, el suéter granate, la falda de cuadros... son cosas tan ligadas a mi infancia... Aunque la infancia triste de esa niña, Ana, tuviera en realidad poco que ver con la mía.

Siempre le agradeceré a mi abuela y a mi tía el que me dejaran ver todas esas películas tan fantásticas, aunque tuvieran dos rombos.

Hoy en mi ventana brilla el sol,
y el corazón
se pone triste contemplando la ciudad,
por qué te vas.

Como cada noche,
desperté
pensando en ti
y en mi reloj todas las horas vi pasar
por qué te vas.

Todas las promesa de mi amor se irán contigo,
me olvidarás, me olvidarás
Junto a la estación hoy lloraré igual que un niño,
Por qué te vas, por qué te vas.

Junto a la penumbra de un farol,
se dormirán
todas las cosas que quedaron por decir,
se dormirán.

Junto a las manillas de un reloj,
esperarán
todas las horas que quedaron por vivir,
esperarán.


viernes, 24 de abril de 2009

La samba de Un hombre y una mujer


Otra de esas películas fantásticas de los años sesenta en Francia, fue Un hombre y una mujer (Un homme et une Femme, Claude Lelouch, 1966). En su banda sonora, con la famosa canción que es su leit motiv, compuesta por Francis Lai, hay una samba en francés, Samba Saravah, que en la película canta el marido de la protagonista en esos flash-backs en los que ella recuerda su vida con él. Leo que la canción brasileña Samba da Bençao fue escrita por Baden Powell con letra de Vinicius de Moraes.

É melhor ser alegre que ser triste
Alegria é a melhor coisa que existe
É assim como a luz no coração

Mas pra fazer um samba com beleza
É preciso um bocado de tristeza
É preciso um bocado de tristeza
Senão, não se faz um samba não

La canción la cantaba en francés Pierre Barouh, el cantante y actor que hacía el papel del difunto marido de la protagonista, la guapa Ainouk Aimée. Es una melodía muy bella que va muy bien con las imágenes de esa vida conyugal colmada de felicidad.

Muy romántica esta película de viudos que coinciden al recoger a sus hijos en el colegio y que se van enamorando en una noche en la que tienen que volver juntos a París en un coche. La segunda parte de la película rodada en 1986, con la misma pareja veinte años más tarde, la vi hace mucho medio empezada, en la televisión por cable y, aunque no estaba mal, creo que nunca debió hacerse. La de 1966 consiguió dos oscars a la mejor película extranjera y mejor guión original, además de un montón de premios más, todos ellos bien merecidos.





Venecia y el gran Aznavour


Y siguiendo con esta serie dedicada a la música francesa de los años sesenta, no podemos olvidar al gran Charles Aznavour, embajador francés donde los haya, aunque como hemos dicho en la entrada anterior en realidad su origen es armenio. De entre todas sus canciones elegimos la más representativa de mediados de los sesenta, la triste y melódica Venecia sin ti, que cantó en varios idiomas (me gusta en todos, aunque la versión francesa puede que sea más amarga que la española o la italiana) y que tanta fama le reportó. Una maravilla sesentera.


Que c'est triste Venise
Charles Aznavour
1964

Que c'est triste Venise
Aux temps des amours mortes
Que c'est triste Venise
Quand on ne s'aime plus
On cherche encore des mots
Mais l'ennui les emporte
On voudrait bien pleurer
Mais on ne le peut plus
Que c'est triste Venise
Lorsque les barcarolles
Ne viennent souligner
Que des silences creux
Et que le coeur se serre
En voyant les gondolles
Abritter le bonheur
Des couples amoureux
Que c'est triste Venise
Aux temps des amours mortes
Que c'est triste Venise
Quand on ne s'aime plus
Les musées, les églises
Ouvrent en vain leurs portes
Inutile beauté
Devant nos yeux déçus
Que c'est triste Venise
Le soir sur la lagune
Quand on cherche une main
Que l'on ne vous tend pas
Et que l'on ironise
Devant le clair de lune
Pour tenter d'oublier
Ce qu'on ne se dit pas
Adieu tous les pigeons
Qui nous ont fait escorte
Adieu Pont des Soupirs
Adieu rêve perdu
C'est trop triste Venise
Aux temps des amours mortes
C'est trop triste Venise
Quand on ne s'aime plus





La Vartan se pone muy mona para ir a bailar




No sé si lo he dicho alguna vez pero me gusta mucho la música de las décadas cincuenta y sesenta. Esta última es la que vivieron mis padres por lo que sus canciones las escuché con profusión en mi infancia. He estado haciendo un repaso a las que mejor recuerdo y me ha dado hoy por recopilar aquellas que se hicieron en la movidita Francia de los sesenta.

En esta década la pareja de moda era la formada por Sylvie Vartan (1944) y Johnny Halliday (1943). La Vartan comparte con Charles Aznavour, otro de los grandes cantantes franceses de la década, su origen armenio, aunque Madam Vartan también tiene sangre búlgara. Con ocho añitos se trasladó a Francia con su familia desde la ciudad de Sofía. Comenzó a hacer películas en la década de los sesenta que la catapultaron a la fama y muy especialmente su matrimonio con el Elvis Preysler francés en 1965. Estuvieron casados hasta 1980, año en el que se separaron.

Quería seleccionar una canción representativa. De su repertorio me quedo con La plus belle pour aller danser, vale, bastante ñona, sí, pero no se me puede negar que resume muy bien aquellos felices años de mediados de los sesenta. Y su apariencia no puede ser más yé-yé. A mi padre seguro que le recuerda a sus guateques y a mi madre a los trajes que llevaba en aquella época. He dudado en poner la famosa Locomotion que luego volvió a versionar en los ochenta la australiana Kylie Minogue. Pero finalmente sí la voy a poner para animar en lo posible esta tarde de viernes primaveral en la que me es casi imposible respirar.

Nótese que estas canciones se escuchaban en Francia a la par que se veía ese nuevo y joven cine de la Nouvelle Vague que fue toda una revolución. Así que una entrada dedicada al Alphaville de Godard (1965) no desentona para nada con las canciones de la dulce Sylvie.


Locomotion (1962)



La plus belle pour aller danser (1964)

Alphaville y La Capital del Dolor




Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution (Jean-Luc Godard, 1965). Pasaje en que se define el amor...

Película llenas de citas, sobre todo a la obra poética del surrealista francés Paul Éluard, como La Capitale de la Douleur, publicado en 1926. Uno de los poemas lleva el título "La curva de tus ojos":

La courbe de tes yeux fait le tour de mon coeur,
Un rond de danse et de douceur,
Auréole du temps, berceau nocturne et sûr,
Et si je ne sais plus tout ce que j'ai vécu
C'est que tes yeux ne m'ont pas toujours vu.

Feuilles de jour et mousse de rosée,
Roseaux du vent, sourires parfumés,
Ailes couvrant le monde de lumière,
Bateaux chargés du ciel et de la mer,
Chasseurs des bruits et sources des couleurs

Parfums éclos d'une couvée d'aurores
Qui gît toujours sur la paille des astres,
Comme le jour dépend de l'innocence
Le monde entier dépend de tes yeux purs
Et ton sang coule dans leurs regards.


Paul Élouard
(1895-1952)

Y aquí otro fragmento, donde se alude mucho más a La Capitale de la Douleur:


domingo, 19 de abril de 2009

Un angelito




Esta es la entrada número 118 de la bitácora... ayer 18 de abril, Álvaro, acabó su lucha de cinco meses y unos días, contra esa dichosa enfermedad. Hace cinco meses, el 18 de diciembre, el día de la Virgen de la Esperanza, cumplió 4 añitos.

Pero no pudo ser... La esperanza que queda ahora es la de una seguridad, la de que ya está en el cielo, como un angelito... y de que ya está descansando. Mucho ánimo a sus papás, a mi muy querido primo José M., a su mamá María y a sus abuelitos.

Qué incomprensible es a veces la vida...

miércoles, 15 de abril de 2009

Susan Sontag y "Unguided Tour"


Como continuación a la entrada anterior y ante la imposibilidad, de momento, de encontrar un fragmento de la película rodada por Susan Sontag (1933-2004) a partir del escrito aludido, selecciono unos párrafos de una interesante entrevista entre la lúcida escritora norteamericana y Vicente Molina Foix, en la que hablaban sobre cine:

"¿Qué es lo que buscabas cuando empezaste a hacer películas? ¿Fue algo específicamente ajeno a la novela o el ensayo lo que te llevó a la aventura de hacer una película?

No me muevo por un impulso teórico. Mi razón es que amo el cine, y quiero hacer las cosas que amo. Me encantaría tocar muchas formas artísticas, y las dos más cercanas a mí son el cine y la literatura. Espero volver a hacer películas…

Así que al acercarte al cine no estabas buscando una vía complementaria dentro del proceso que supone contar una historia, crear una ficción.

No me muevo según un impulso teórico. Jamás. Sólo tengo el deseo de hacer las cosas que admiro. Soy una persona muy visual y además sucede que me gusta mucho trabajar con actores. También he hecho teatro y es algo muy placentero. Hice cuatro películas; no creo que sean muy buenas. Tienen aspectos buenos, pero no son muy buenas. Esto en parte se debe a que las hice prácticamente sin dinero. Tenía cincuenta mil dólares o algo así. Nada. Si tuviera un millón de dólares, que sigue sin ser gran cosa, podría hacer una buena película. Hice todas estas películas por menos de cien mil dólares. De todos modos, no sabía lo suficiente, y no me preocupaba buscar una forma alternativa de narración.

No hablaba de teoría como tal. Mi propia experiencia es que un día comencé a desarrollar una idea que no resultaba adecuada para una novela, pero que podía trabajarse mejor en una película. En aquel momento no pensaba dirigirla, eso vino más tarde, pero había algunas ideas sobre el tratamiento del tiempo y el espacio, el récit simultáneo, que pensé que funcionarían mejor en una película. También está el hecho de que con un actor personalizas el phantasma, algo que raras veces puedes hacer en una novela. Encontré muy gratificante el trabajar los personajes con gente real; es la parte del trabajo que más disfruté.

Creo que mi idea a la hora de hacer películas era mucho más primitiva que la tuya. Lo que pensé fue sólo: “Quiero hacer una película”. Entonces alguien me dio la oportunidad, y me dije: “Bien, ¿qué película quiero hacer?” Estaba enamorada del medio y de la actividad. He conocido a muchos directores y actores, y he estado presente en muchos rodajes. He visto el proceso por el cual se hacen películas y lo que pensé fue: quiero hacer esto. De joven me gustaba mucho actuar, pero nunca quise ser actriz porque es demasiado lento. Hay que esperar y esperar, y entonces te toca hacer tu parte. Siempre quise ser directora, no actriz.

De todos modos, no estoy del todo de acuerdo con tus comentarios un tanto desdeñosos sobre tus películas. Aunque no he podido verla de nuevo, tu última película, Unguided Tour, permanece en mi memoria como una obra novedosa por el modo en que mezclaba los planos real y documental, algo que se ha vuelto bastante importante para la novela y el cine.

Yo trabajo siempre llevada de una insatisfacción crónica y violenta. No es una estrategia, es mi temperamento. Nunca me gusta lo que hago, siempre pienso que lo puedo hacer mejor, así que prefiero centrarme en lo nuevo, y no pensar en el pasado. Me alegra si mi trabajo resulta aún válido para otra gente, pero siempre pienso que lo podría hacer mejor.

¿Están tus películas al alcance del público?

Ahora mismo estoy en el proceso de convertirlas al formato de DVD. Y hay copias en el MOMA y en la Biblioteca Pública de Nueva York. También hay un cine en Berlín que está organizando un ciclo con ellas. Me alegra que sigan vivas, y el DVD es fantástico, pero lo que me interesa realmente es el futuro. Quiero volver a hacer películas. Emplea una parte de mi cerebro y mi sensibilidad de la que no hago uso al escribir. Pero, sobre todo, prefiero leer a escribir, prefiero ir al cine a hacer películas.

Recuerdo que Passolini dijo: “Lo leí todo, fui un lector voraz hasta los veinticinco o los treinta años, y luego dejé de leer y ver películas, y me concentré en escribir y hacer películas”. No siempre son esfuerzos compatibles…

Para mí no lo son. Simplemente no me importa ser una persona menos productiva. Esos cineastas que dicen que no van al cine, esos escritores que dicen no leer, yo no soy así. Quiero sentir placer, quiero soñar, ser parte del público, pero eso significa que hago menos trabajo. La verdad es que si escribes un par de libros que van a perdurar en el tiempo, ya es mucho. Prefiero escribir menos libros y que sean mejores, y me gustaría hacer una o dos buenas películas. Me tomo la libertad de asumir que me queda mucho tiempo por delante, lo que tal vez sea absurdo, ya que tengo una edad cronológica bastante avanzada. Pero siento que estoy en la mitad del camino de mi obra, no al final.

En mi caso, la parte esencial de mi amor por el cine consiste en ver una y otra vez las películas importantes. Hay películas que he visto quince, veinte veces, y espero seguir viéndolas el resto de mi vida. El cine, para mí, no está ligado a la nostalgia. Es parte de mi presente. Mañana regreso a Nueva York y ya sé las películas que voy a ver el sábado, el domingo, el lunes, el martes y el miércoles: son películas que cierran una retrospectiva completa de la filmografía de Ozu. Se trata de películas que he visto más de una vez. Y no se trata de un impulso nostálgico, sino de mantener viva la conexión con un siglo entero de cine. "

Letras libres, enero 2004

lunes, 13 de abril de 2009

Viaje sin guía


"Hice un viaje para ver las cosas bellas. Un cambio de paisaje. Un cambio de estado de ánimo. ¿Y sabes qué?
¿Qué?
Continúan allí.
Pero no continuarán allí por mucho tiempo.
Lo sé. Por eso fui. Para despedirme. Cada vez que viajo, es invariablemente para despedirme.
(...)

No puedes guardar todo bajo llave en museos.
¿No hay nada hermoso en tu país?
No. sí. Menos.

¿Tenías guías, mapas, horarios, zapatos resistentes?
Leí las guías cuando llegué a casa. Quería conservar mis...

¿Impresiones inmediatas?

Podrías llamarlas así.
Pero vistes los lugares famosos. No te desentendiste perversamente de ellos.

Los vi. Tan a conciencia como podía mientras salvaguardaba mi ignorancia. No quiero saber más de lo que sé, no quiero apegarme a ellos más de lo que ya lo estoy.
¿Cómo sabías adónde ir?

Jugando con mi memoria como si fuera una ruleta.
¿Recuerdas lo que viste?

No mucho.
Es demasiado triste. No puedo amar el pasado que está prisionero dentro de mi memoria como un recuerdo comprado en una tienda.

Lecciones sobre objetos. Urnas griegas. Un molinillo de pimienta en forma de Torre Eiffel. Una jarra de cerveza con la imagen de Bismarck. Un pañuelo de cabeza con la bahía de Nápoles y el Vesubio. Una bandeja de corcho con el David de Miguel Ángel.
Recuerdos comprados en tiendas no, gracias. Aferrémonos a lo auténtico.
El pasado. Bueno, en el pasado siempre hay algo inefable, ¿no te parece?
Con toda su gloria original. El patrimonio indispensable de una mujer culta.
Estoy de acuerdo. Como tú, no considero que la devoción al pasado sea una forma de snobismo. Solo una de las formas más desastrosas del amor no correspondido.
Estaba siendo cruel. Soy una amante voluble. No es amor lo que el pasado necesita para sobrevivir, sino la ausencia de opciones.
(...)

De todos modos, viste lo que viniste a ver.
El antiguo triunfo de la organización sobre la acumulación.
Pero a veces fuiste feliz. No solo a pesar de las cosas.
Descalza sobre el suelo de mosaico del baptisterio. Encaramándome sobre los arbotantes. Iluminada por una custodia barroca que titila ambiguamente en la penumbra creciente de la catedral. El fulgor de los objetos. Voluminosos. Resplandecientes. Bienaventuranza inefable.
(...)
Encontré una maravillosa Baedeker antigua, con muchas cosas que no figuran en la Michelin.
Vamos. Vamos a visitar las cuevas. A menos que estén cerradas.
(...)

¿A qué distancia estamos del principio? ¿Cuándo empezamos a sentir la herida?
Esta herida irreparable, el gran anhelo de otro lugar. De convertir este lugar en otro.
En una mezquita de Damietta se levanta una columna que curará tu impaciencia si la lames hasta que te sangre la lengua. Tiene que sangrar.
Qué curiosa palabra,
wanderlust, ansia de viajar. Estoy preparada para partir.
Yo ya he ido. Pesarosamente, jubilosamente. Un lirismo más orgulloso. No es el Paraíso lo que se ha perdido.
Consejo. Muévete, salgamos pitando, no me retengas, viaja más ligero quien viaja solo. Echemos a andar. Arriba, zángano. Yo me voy de aquí. Mueve el culo. Duerme más aprisa, necesitamos la almohada.
Ella corre, él remolonea.
Si voy a tanta velocidad, no veré nada. Si voy más despacio...
Todo. Entonces no habré visto todo antes de que desaparezca.
En todas partes. He estado en todas partes. No he estado en todas partes, pero figuran en mi lista.
El final de la tierra. Pero hay agua, oh corazón mío. Y sal sobre mi lengua.
El fin del mundo. Este no es el fin del mundo."

Susan Sontag, Viaje sin guía (Unguided Tour, 1983)

domingo, 12 de abril de 2009

El piano



Ada: At night I think of my piano in its ocean grave, and sometimes of myself floating above it. Down there everything is so still and silent that it lulls me to sleep. It is a weird lullaby and so it is; it is mine.

El piano (The Piano, Jane Campion, 1993)

sábado, 11 de abril de 2009

Alguien cantó








Alguien Cantó – The Music Played

Quizá no supe hablar cuando debí
Hay algo en tu mirar que nunca vi
Silencio sin piedad en vez de amor
Mas cuando quise hablar, alguien cantó

Juntos bailando van alrededor
Mientras miraba yo frente a los dos
Sentí que alguien habló era tu voz
Cuando te acarició, alguien cantó

Y en lo oscuridad de pronto comprendí
Que mi orgullo fue el que te hirió
Ya ves que sin querer yo mismo te guié
Junto a su lado como antes ya pasó

Quizá no pude hablar cuando debí
Mi mente controló mi corazón
El precio que pagué fue verte así
Y cuando te abrazó, alguien cantó
Cuando perdí tu amor, alguien cantó

Jurgens/Hawker/Schultz

Intérprete: Matt Monro (1932-1985)



viernes, 10 de abril de 2009

Banda Sonora de Jesús de Nazareth


Hace unos pocos días nos hacíamos eco de la muerte de Maurice Jarre. También compuso él la banda sonora original de la película Jesús de Nazaret de Franco Zeffirelli (1977) de la que hablábamos ayer.

Dejamos aquí algunos pasajes, incluido el de la Crucifixión, acorde con el día de hoy, Viernes Santo.



jueves, 9 de abril de 2009

Jesús de Nazaret de Zeffirelli




Esta Wunderkammer tiene entre sus objetivos bucear en la memoria o como diría Durandarte, avivar el seso. Estos días, por razones obvias del tiempo en que nos encontramos, recuerdo cuando mi madre nos llevó al cine a mi hermano y a mí para ver el Jesús de Nazaret de Franco Zeffirelli (1977). Fuimos en dos ocasiones, puesto que la película, que era en realidad una miniserie para la televisión de seis horas de duración, se proyectó en dos partes.

Así que mi historia de Jesús, desde el punto de vista visual, ha estado muy condicionada por las imágenes de esta película, así como por la Semana Santa murciana y sus esculturas más señeras, especialmente las creadas por Francisco Salzillo. Hace unos años también vi en el cine la famosa película de La Pasión de Mel Gibson, de la que habla también hoy Ramón Monedero en su blog, que me gustó y me impactó bastante, como es natural por su crudeza, y que me recordó a la Pasión que se relataba en las obras de J.J. Benítez, cuyos Caballos de Troya leí con avidez, sobre todos las primeras partes, allá por los trece años, y a los documentales que he visto en más de una ocasión sobre la Sábana Santa de Turín.

Pero me quedo con la serenidad de la historia de Zeffirelli, la sencillez de la puesta en escena y la mirada penetrante de Robert Powell que, aunque algo bajito frente al hombre de la Sindone, siempre me pareció uno de los actores que mejor ha interpretado a Jesús de Nazaret. Selecciono una de las escena de la película más apropiadas para el día de hoy, Jueves Santo, como es la Última Cena, como inicio del ciclo de la Pasión y Muerte de Jesucristo, aunque no se corresponda en puridad con la primera estación del Via Crucis.


sábado, 4 de abril de 2009

Tú y yo






El otro día pusieron en un canal regional una película formidable, Tú y yo (Love Affair, Leo McClarey, 1939) tantas veces versionada después con desiguales resultados o aludida en algunas de sus secuencias más famosas, como la de ese romántico encuentro que finalmente no se produce en el Empire State Building, en la estupenda Algo para recordar (Slepless in Seattle, Nora Ephron, 1993), como nos hablaba hace unos días en su blog William Rutland.

Aquella película, la primera de todas, tuvo seis nominaciones de la Academia aunque no se llevó ninguno de estos premios porque fue el año de Lo que el viento se llevó, que los acaparó casi todos. Debería haber ganado la estatuilla al mejor guión original porque la historia era realmente buena, como han demostrado los remakes posteriores, como el de 1957 por el mismo director e interpretada por Deborah Kerr y Cary Grant o la muy floja de 1994 con Annette Benning y Warren Beatty. Lo único reseñable de ésta última es que constituye la última aparición en el cine de Katherine Hepburn.

Ni que decir tiene que la versión de 1939 fue la mejor de todas. Irene Dunne y Charles Boyer están fantásticos y hay secuencias extraordinarias en las que ambos dicen tantas cosas con solo mirarse... como ese primer encuentro en el barco o el último de todos, cuando ella está postrada en el sofá, él llega resentido porque ella nunca llegó a la cita y finalmente se da cuenta de que era imposible porque ellá está discapacitada. Es una de las secuencias más románticas del cine clásico.

Michel (Charles Boyer):
“Si tenía que pasarle algo a uno de los dos, ¿por qué tenías que ser tú?”
Terry (Irene Dunne):
“No me mires así. No es culpa de nadie, sólo mía. Yo estaba mirando hacia lo alto, a la planta 102. Era lo más cercano al cielo. ¿Comprendes? Tú estabas allí”

Otro momento que me gusta mucho de la película es cuando Terry y Michel visitan a la abuela Janou en Madeira y ésta toca al piano Plaisir d'Amour, música del siglo XVIII de Florian y Martini ("Plaisir d'amour ne dure qu'un moment, chagrin d'amour dure toute la vie...") que sirvió de inspiración para Can't Help Falling in Love with You, que todos recordamos cantada por Elvis. Pero la canción es interrumpida por el sonido del trasanlántico que anuncia que el viaje continúa pero que para la abuela es como una premonición de las nubes negras que se avienen en el romance de la pareja. Por mucho que me guste Cary Grant no hay color con respecto a la interpretación de Charles Boyer, sobre todo en esta secuencia. Lo mismo ocurre con Irene Dunne que es mucho más expresiva.

Tanto el director como sus protagonistas confesaron que Tú y yo se encontraba entre las favoritas de las realizadas a lo largo de sus vidas. No es de extrañar... es una gran película y la mejor nunca realizada en torno a un viaje en crucero a bordo de un lujoso trasatlántico.